jueves, 1 de noviembre de 2012

La invasión de las lombrices

Gusanos provenientes de Europa y Asia han invadido casi todo el planeta: se apoderan de tierras que no son suyas, desalojan sin piedad a los gusanos nativos del lugar y modifican el ecosistema a su favor. 

Nunca antes las habían visto, se decía que por las noches unas criaturas de cuerpo alargado y sin patas ni ojos, se abrían camino sigilosamente entre la tierra hasta la superficie. Cuando se disponían a ingerir todo tipo de materia muerta: frutos podridos, hojas secas y restos de cualquier animal su tejido blando las hacía parecer repulsivas. Desde que llegaron, los fríos bosques de Norteamérica dejaron de ser los mismos, las capas de hojarasca fueron desapareciendo a través de los años y sin ellas, las plantas recién nacidas carecían de protección frente a los cambios de temperatura y las pisadas de los grandes animales oriundos. Además, el suelo ha cambiado su composición química y física, poco a poco ha ido perdiendo su capacidad de absorber carbono y proveer nutrientes, ya que ahora estas criaturas conocidas como “lombrices de tierra”, cumplen con ese trabajo. 

Mientras tanto, en otras partes del mundo, las lombrices de tierra son consideradas como las mejores amigas de los agricultores y jardineros, pues al convertir materia descompuesta en materia orgánica a través de la digestión, proporcionan a las plantas un abono rico en nutrientes. La construcción de sus túneles profundos en la tierra ayuda también a que el suelo esté más abierto y mejor ventilado. Las miles de especies de lombrices terrestres son obreras que trabajan día y noche y todas las estaciones del año. Generación tras generación aprenden el oficio labriego; sin embargo, los humanos ignoran que las lombrices muestran su lado obscuro en tierras donde no se les necesita.

El comienzo
Hace cientos de años, cuando el continente americano no tenía edificios ni ciudades, los hombres europeos colocaron lombrices en las macetas de sus plantas para transportarlas en el camino rumbo al territorio recién descubierto: Norteamérica. La lombrices de la refinada familia Lumbricidae conocieron también el nuevo terreno y, tal como lo hicieron sus compatriotas humanos, se dispusieron a conquistarlo. Tuvieron ventaja porque los únicos parientes que habían habitado el lugar, murieron hace miles de años en la última era glacial. A pesar de que el ecosistema era totalmente diferente a las granjas que ellos acostumbraban, se adaptaron fácilmente. Desde entonces la presencia de estos invertebrados se ha expandido notablemente, tanto que se comienza a dudar sobre el beneficio de su existencia en el norte de Wisconsin, Minnesota, Nueva York y algunos lugares de Canadá.

Caravana de colonos caminando entre los bosques de América del Norte.

Peleas por la colonia
Pero las lombrices europeas no son las únicas con espíritu imperialista, especies asiáticas del género Amynthas también han hecho lo suyo. La lombriz A. Hilgendorfi, por ejemplo, crece más rápido en su nuevo ambiente y desplaza a lombrices nativas de otros lugares en el mundo para convertirse en una raza dominante. Pero la disputa más agresiva se da entre las lombrices y los milípedos nativos, gusanos que a diferencia de las lombrices, tienen pies. Ambos compiten por el mismo tipo de materia vegetal en descomposición, así que comienzan una carrera para apropiarse de la mayor cantidad de alimentos. Las lombrices normalmente ganan la competencia porque pueden cavar túneles en la tierra cuando las hojas escasean. En cambio, los milípedos sufren de una mortal hambruna, pues son incapaces de construir hoyos como su enemigo; ellos sólo pueden desplazarse por la superficie. Pero los milípedos no se resignan fácilmente, de inmediato preparan una venganza –actualmente estudiada por la ciencia– para frenar el progreso de las lombrices invasoras. Aparentemente la cantidad de huevos de lombriz disminuye con la presencia de milípedos, aún se desconoce cuál es exactamente la artimaña que utilizan, pero lo que sí se sabe es que las lombrices no son bienvenidas en cualquier lugar.
El dilema
Algunos biólogos expertos en ecología de insectos no se atreven a afirmar que las lombrices de tierra son una amenaza total para la biodiversidad de los bosques y otros ecosistemas. Estos animales han demostrado una excelente adaptación y un impacto favorable en tierras erosionadas. Pero surge una disyuntiva en todo el mundo, si ellas derrocan las especies nativas, éstas ya no podrán recuperarse y la pérdida es grave si se comienzan a eliminar especies que ni siquiera han sido descritas por la ciencia.


Para saber más: "Naturaleza salvaje: Lombrices de tierra" www.bbc.co.uk/natural/life/Lumbricidae

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