Una batalla campal se lleva a cabo por defender, lo que por evolución es
suyo, un territorio fértil, abundante y suculento.
"El territorio"
Extenso y variado, ya que los podemos encontrar con
o sin antenas, alas, patas y ojos (uno o varios pares); con esqueleto externo,
el cual se renueva periódicamente; con ovarios o testículos y con un sistema
nervioso. Sin embargo, a pesar de tal variedad, hay una propiedad que todos
ellos comparten, y es que, son móviles, son un territorio andante. ¿De quiénes
estamos hablando?
Nada más y nada menos que de los "insectos", el grupo de animales
más diverso de la Tierra; su movilidad los hace susceptibles de ser invadidos,
infectados, y atacados por pequeños microorganismos que, buscan hospedarse en
un lugar que los proteja y los alimente sin complicaciones y con el menor de
los esfuerzos. Una vez hospedados, éstos pueden ser transmitidos a la descendencia
de su anfitrión, de tal manera que, también estarán infectados. ¿Vividores?
¿Mantenidos? ¿Gorrones? ¿Aprovechados? Tal vez lo sean, sin embargo, la cosa no
queda ahí, para poder deshacerse de aquellos "parásitos", los
insectos libran una guerra que no los favorece para "recuperar-se".
Wolbachia, aunque
el nombre no suena nada terrorífico, "ella" sí que lo es, y no es
broma; es la peor pesadilla de los insectos, y en general, de los artrópodos; una
bacteria endosimbionte, es decir, un parásito que habita en el interior de otro
organismo (en este caso, de los insectos), "sirviéndose con la cuchara
grande" ya que, "manipula" la conducta y fisiología de sus
presas, en particular, la de los machos, provocando perturbaciones
reproductivas, como reproducción asexual (partenogénesis), feminización y otro
tipo de alteraciones como, trastornos del sistema nervioso y muerte.
Como un "fantasma", pues es un enemigo
que el insecto no puede combatir "de frente", se da el lujo de hacer
lo que le place para conseguir su objetivo, sin que el insecto "lo
sepa".
El ataque de las Wolbachias
Como las Cruzadas (campañas militares impulsadas
por el papado para controlar la Tierra Santa en el Siglo XI), Wolbachia, irrumpe en los insectos para
conquistarlos, asentándose en ellos. En su expedición para conquistar el nuevo "territorio", wolbachia despliega una serie de acciones que le permiten adaptarse
y conseguir su objetivo, multiplicarse y conquistar al anfitrión para así
preservar la especie en el futuro.
La estrategia más efectiva de Wolbachia, con la cual le da en la yugular a los insectos consiste
en, acabar con los "machos". Invade
e infecta diferentes órganos, entre los que se encuentran los testículos y los
ovarios. Un macho infectado, sólo puede tener descendencia con hembras
infectadas, si los machos infectados copulan con una hembra sana su esperma no
daría lugar a descendencia (incompatibilidad citoplasmática). Por el contrario,
las hembras infectadas, las que transmiten la bacteria, pueden tener
descendencia tanto con machos sanos como con infectados. ¿Por qué pasa esto? Wolbachia hace uso de un poderoso
arsenal: secreta una toxina en los testículos que deforma el material genético
de los espermatozoides y, en los óvulos secreta un antídoto que corrige la
deformidad. Su lucha es tal, que en algunas poblaciones ha logrado que existan
99 hembras por cada macho, sin embargo, acabar con la vida de sus huéspedes
haría que wolbachia fracasara, por lo
que para compensar la falta de machos, también es capaz de inducir que las
hembras infectadas tengan descendencia sin necesidad de copular
(partenogénesis). Y por si esto fuera poco, para provocar aún daños mayores en la
milicia de su contrincante, wolbachia,
feminiza a los machos. En los insectos, la determinación sexual está dada por la
producción de hormonas durante el desarrollo, wolbachia, es capaz de
alterar esta producción y, transforma a los machos en hembras o en machos
estériles.
Recientemente, en Septiembre, apareció en la
revista PLoS Pathogens, una
investigación en la que dan a conocer una consecuencia más de la invasión de Wolbachia.
En su huésped nativo, Cochinilla de la Humedad (Armadillidium vulgare), no es tan perjudicial
(aún después de eliminar a todos los machos de la población). Sin embargo, al
ser transmitida a una nueva especie (Porcellio
d. dilatatus), causa una serie de complicaciones en el sistema nervioso,
que frecuentemente conducen a la muerte. Las bacterias son más virulentas cuando
se enfrentan a una nueva especie, por lo que los investigadores, examinaron la
infección bacteriana y encontraron que, las cochinillas infectadas de ambas
especies, contenían el mismo número de bacterias. Lo anterior llevó a la
conclusión de que el daño a la nueva especie no se debe a que éstas no lograran
responder a la infección, sino que en realidad es la forma en la que respondieron a ella.
Los insectos "nativos", han desarrollado
maneras de contener la infección, o la toleran. Sin embargo, la especie
"nueva", entra en pánico, porque las bacterias tienden a agruparse en
los órganos sexuales y el sistema nervioso central.
En su afán por extender su imperio, wolbachia, se alberga en las células de
los insectos, sin embargo, la mejor manera que tiene éste para deshacerse de
ella, es que, su sistema inmune destruye, rápida y eficientemente a las células
infectadas. Pero, la respuesta, a pesar de ser la más apropiada para otro tipo
de "ataques", en la invasión por wolbachia,
no resulta, ya que, la respuesta inmune del insecto, desafortunadamente para
él, destruye su propio cerebro, propiciando la aparición de diversos síntomas y
la muerte.
Bandera blanca
Una contienda en la que sólo hay un ganador, Wolbachia. Y como en todo
enfrentamiento, cuando las bajas son considerables y después de mucha sangre
derramada y sin miras a una victoria, hay aceptación a la derrota, un convenio
para que el ganador disponga de lo que quiera pero de manera
"pacífica". Los insectos deben de "aprender a aceptar" a
vivir con Wolbachia, en lugar de
contra-atacar, ya que lo único que conseguirían es su propia muerte.
Para saber más.
Le Clec’h W,
Braquart-Varnier C, Raimond M, Ferdy JB, Bouchon D, & Sicard M (2012). High
virulence of wolbachia after host switching: when autophagy hurts. PLoS
pathogens, 8 (8) PMID: 22876183