A falta de sexo, unos buenos tragos.
Para averiguar las consecuencias que tendrían en la conducta de las moscas (machos) la privación de sexo, se evaluaron dos experiencias sexuales: a) Apareamiento, que consistía en experimentar sesiones de cortejo durante 6 horas con varias hembras “vírgenes” receptivas por cuatro días y, b) Rechazados-Aislados, machos que experimentaron sesiones de cortejo durante 1 hora con hembras apareadas (las cuales, un vez copuladas rechazan el apareamiento), tres veces al día por 4 días. Este tipo de intervención, condiciona a las moscas a suprimir la conducta de cortejo en un futuro. Posteriormente al tratamiento, se colocaron a las moscas en un contenedor con dos bebederos, uno contenía alimento líquido y el otro contenía alimento con 15% de alcohol, para que eligieran libremente una opción. Lo asombroso fue que los rechazados-aislados, experimentaron un mayor consumo de alimento con alcohol que los apareados.
Privación sexual, la clave para el alcohol.
Para evaluar si el aislamiento tiene un mayor efecto en el consumo de alcohol por la mosca macho que el comportamiento sexual, se estudió a machos vírgenes expuestos al rechazo sexual, pero no al asilamiento. Éstos mostraron una mayor preferencia por el etanol comparado con los apareados. Por lo tanto, la privación sexual en sí misma, más que otros factores, es la que más contribuye al aumentar la preferencia por el alcohol.
¿Por qué pasa?
En los mamíferos, uno de los reguladores de una variedad de experiencias como el estrés, la ingesta de alimentos, ansiedad y consumo de alcohol, es el Neuropéptido Y (NPY). Un neuromodulador es una sustancia que modula la síntesis y/o liberación de un neurotransmisor (mensajeros químicos liberados de una neurona a otra para “comunicarse”), presente abundantemente en muchas regiones del cerebro y actúa a través de un receptor (proteína, que se encuentra en la membrana de la neurona y reconoce a los neurotransmisores para provocar una respuesta, por ejemplo, beber alcohol.
Moléculas de la familia del NPY se han encontrado en diferentes organismos. El neuropéptido F (NPF), es el único miembro de esa familia, en el genoma de la Drosophila, presente también en el cerebro, su sistema de receptores NPFR, regula la sensibilidad al alcohol en la mosca de la fruta.
Para averiguar la asociación entre la conducta sexual y el consumo de alcohol se estudió al NPF. Se compararon los niveles de transcrito (cadena de ARNm NPF) en la cabeza de los machos rechazados-aislados y apareados. En los rechazados-aislados se observaron menores niveles de transcrito NPF comparado los apareados. Esta diferencia se da también para los niveles de proteína. En experimentos de pérdida de función de NPF, se mostró que aumenta la preferencia por alcohol de los machos apareados, que poseen la mayor cantidad de NPF, pero no en los machos vírgenes. Contrariamente, experimentos de sobre-expresión del receptor de NPF, produjeron la aversión hacia el alcohol de los machos vírgenes.
¿Un sistema de recompensa en la mosca de la fruta?
Los sistemas de recompensa, son centros en el cerebro, que obedecen a estímulos específicos y naturales. Regulados por neurotransmisores, permiten que el individuo desarrolle conductas aprendidas que responden a hechos placenteros o de desagrado.
Basados en los resultados de Ulrike Haberlein y su grupo, proponen que la actividad del sistema NPF y su receptor (R) pueden ser la representación neuronal del sistema de recompensa de la mosca de la fruta. Por los tanto, las experiencias que cambian la actividad NPF-NPFR, deberían promover comportamientos que restauren el sistema a su estado normal. En el modelo descrito, la privación sexual crea un déficit de NPF que incrementa la conducta de búsqueda de recompensa, tal como pasa al consumir alcohol. Inversamente, el apareamiento exitoso crea un exceso de NPF que reduce la búsqueda de recompensa.
El hallazgo, permitirá saber más sobre la activación de los mecanismos de recompensa en el cerebro, y cómo es que opera en un nivel neuronal en la conducta de alguien que es adicto.
El uso de la Drosophila melanogaster como modelo para investigar diversos fenómenos es muy popular, ya que, se conoce su código genético completo y es de fácil manipulación.
Así que cuando veas rondar tus alimentos por estas moscas, debes considerar que probablemente estén en busca de alcohol, para compensar su falta de sexo.
http://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/5100/1/19917P107.pdf