Aunque el 80%
de las criaturas bioluminiscentes habitan en el mar, algunos insectos y gusanos
también exhiben esta habilidad, en función de conseguir pareja, atraer a sus
presas o defenderse de sus enemigos.
Los atardeceres
veraniegos de Japón en el sigo XVII, solían ser un momento de asombro para
niños y adultos que salían de sus hogares para presenciar un espectáculo
luminoso sobre los ríos y arroyos: el revoloteo de las "hotaru" o luciérnagas (Lampyris noctiluca). Se dice que los hombres de esa
época y región –atraídos por
la luz de los insectos– acostumbraban cazarlos, guardarlos
en frascos y usarlos como linterna. Actualmente, el tratamiento de esta especie
es otro, pues se tiene mayor conciencia sobre su papel en el ambiente y en vez
de atraparla, se organizan festividades en honor a ella. Al igual que esta
tradición, existen muchas otras que han inspirado el estudio de la producción
de luz en los bichos; el enigma principal es el cómo y para qué la producen.
Exclusividad Bioluminiscente
No todos los
animales tienen la habilidad de emitir luz, ya que existen características
físicas, fisiológicas y ecológicas que permiten desarrollarla. Al fenómeno
biológico que produce un resplandor luminoso se le llama ‘bioluminiscencia’, existen dos tipos: la intracelular y la extracelular. El caso de los insectos corresponde a la segunda, que se caracteriza por ser una reacción
química entre varios elementos: Las proteínas luciferina y luciferasa, oxígeno y ATP, la molécula energética por excelencia. Todos esos componentes
interactúan dentro de órganos especiales, que por estar recubiertos por una
cutícula semitransparente, permiten pasar la luz emitida hacia el exterior.
Tanto hembras como machos pueden poseer estos órganos y aunque depende de la
especie, se ubican en la cabeza, tórax o el abdomen de la criatura.
Las variaciones
de bichos bioluminiscentes son abundantes, dependen de su entorno y
características químicas. Los machos del escarabajo brillante (Pyrophorus luminosus), por ejemplo,
gozan de dos pares de órganos de luz, mientras que las hembras tienen sólo uno.
Otros insectos sorprenden por su alta capacidad luminosa, como el llamado
‘gusano ferroviario’ (Phrixothrix
p
hengodidae), quien tiene 24 órganos de luz en total: 11 pares en los lados laterales del tórax y abdomen, que exponen luz verde-naranja, y otro par en la cabeza, que emite luz roja. La diversidad de estos artrópodos también radica en el arte y estrategia de su habilidad.
p
hengodidae), quien tiene 24 órganos de luz en total: 11 pares en los lados laterales del tórax y abdomen, que exponen luz verde-naranja, y otro par en la cabeza, que emite luz roja. La diversidad de estos artrópodos también radica en el arte y estrategia de su habilidad.
Destrezas radiantes
Lampyris noctiluca. Luciérnaga. (Wikimedia). |
Bichos como las
luciérnagas, utilizan su bioluminiscencia para cautivar al sexo opuesto; en
algunas especies, las hembras al no tener alas, generan luz para atraer la
atención de los machos voladores. Durante el cortejo luminoso, se despliegan
patrones de destello, algunos esperan cinco segundos para después emitir un
único chispeo corto y otros, recurren a la equidad temporal: esperan un segundo
de tiempo para entonces resplandecer durante otro segundo completo. Los
insectos tropicales trabajan mejor en equipo, se congregan en grandes
cantidades y centellean al unísono cual serie de luces de Navidad.
El gusano
luminoso (Arachnocampa luminosa) encontrado
exclusivamente en Nueva Zelanda, es el único que utiliza su bioluminiscencia
como estrategia para atraer a sus presas. Elabora delgados filamentos
verticales de seda con una mucosa pegajosa, después espera pacientemente a lo alto de su trampa mortal y finalmente, cuando su botín es atraído por el brillo de su atacante, queda atrapado entre los hilos y entonces el gusano, como un pescador que va subiendo el hilo de la caña de pescar, sube el filamento con su presa para después de ingerirlo.
Una última estrategia es
la aplicada por los gusanos ferroviarios, quienes resplandecen simultáneamente
para alejar o intimidar a posibles depredadores mientras se deslizan por
cualquier superficie.
La ciencia se ilumina
Las aplicaciones de la bioluminiscencia observada en insectos han
sido explotadas en el estudio del espacio exterior, la biotecnología,
investigación médica y detección de plagas de insectos. En misiones espaciales,
se utilizan para identificar vida en
otros planetas. Se insertan partículas luminosas en un dispositivo especial que
recoge muestras de planetas o meteoritos, si el brillo aparece después de un
tiempo, se infiere la detección de vida microscópica. El mismo método se
utiliza en la investigación médica, sólo que no se identifican nuevos tipos de
vida extraterrestre, sino células cancerígenas.
Por otro lado,
investigadores de la Universidad de Siracusa, en Estados Unidos, recurrieron a
la nanotecnología para imitar la habilidad resplandeciente de las luciérnagas,
al insertar las proteínas bioluminiscentes en una nanobarra de metal. Con esto,
se pueden fabricar pequeñas luces de colores sin necesidad de usar la
electricidad, por lo que en un futuro se espera aplicar esa técnica en la vida
diaria.
Debido a que los cultivos
de siembra de diversos países sufren de plagas de insectos en ciertas
temporadas del año, científicos estadounidenses en 2011, modificaron los genes
de un gusano de campo para provocar la emisión de luz en su cuerpo. De tal
forma, el gusano al brillar por la noche, permitió a los granjeros identificar
su lugar de origen y poder así, evitar una plaga masiva.
Los insectos
bioluminiscentes han fomentado la creatividad del humano tanto para conseguir
un valor ecológico, como para el desarrollo de tecnologías. Así que si decides
atrapar luciérnagas, se recomienda tomar en cuenta la sugerencia de varios entomólogos:
guardarla en un recipiente amplio y lleno de hierba para que el insecto pueda
seguir generando luz mediante el oxígeno liberado por las plantas.
Otras familias
de especies bioluminiscentes: Collembola,
Díptera, Coleoptera y Homoptera.
Para saber más:
Luciérnagas y gusanos luminosos
La luz misteriosa que emana de la naturaleza.