lunes, 27 de agosto de 2012

La música de los insectos


Los insectos son músicos natos, en los campos prehistóricos o en los actuales paisajes posmodernos su música ha sido banda sonora de la vida terrestre. Aunque han pasado siglos desde que sus sonidos nos han acompañado, llevamos poco tiempo estudiando las razones y las formas que tienen para producirlos.

Bioacústica de insectos

Hombre grabando sonidos Foto: bioacústica.blogger.mx
El estudio de los sonidos de los insectos en un inicio se hacía con los instrumentos mínimos: nuestros oídos, ya que no contábamos con la tecnología adecuada para la grabación y visualización de las onda sonoras. A partir de la segunda mitad del siglo XX aparecieron medios de grabación y reproducción de mayor fidelidad, portabilidad y con la posibilidad de grabar mayor rango de frecuencias, fue cuando el estudio del sonido producido por animales empezó su mejor etapa.
La ciencia que se encarga del estudio de estos sonidos es la bioacústica, que nos ayuda a conocer las particularidades sonoras de cada ser vivo. Gracias a esta ciencia podemos identificar nuevas especies y facilitar su clasificación ya que si un sonido se produce de una forma que no hemos identificado anteriormente, querrá decir que la anatomía de la especie que lo produce es distinta a las que conocemos. También nos ayuda a conocer los procesos de comunicación sonora en diferentes especies y así estudiar la relación de los sonidos con su evolución.

Alas, vientos y percusiones.

No todos los insectos tienen el don de la música, pero aquellos que la tienen pueden utilizar diferentes mecanismos para  hacerla. Las formas en las que producen sonido se clasifican en 4 tipos, que pueden ser producto de sus actividades cotidianas o de un sistema de comunicación altamente complejo.
Mariposa Sphingidae Foto: Flickr Autor: Alexey
Por una parte existen insectos que hacen ruido durante sus actividades normales como al alimentarse, limpiarse o cuando vuelan. Un ejemplo es el sonido de los mosquitos, consecuencia de la gran velocidad a la que aletean. Otro mecanismo es cuando el insecto golpea su cuerpo contra algo, en este caso el ejemplo ideal son las termitas, que producen sonido al golpear sus cabezas contra la tierra como señal de alarma.
Los dos mecanismos restantes requieren de una morfología específica en el insecto, ya que por una parte existen los sonidos producidos cuando una corriente de aire atraviesa un órgano de su cuerpo y por otra aquellos producidos por membranas de resonancia o por medio de estructuras de estridulación.
Un ejemplo de instrumento de viento es la mariposa Sphingidae, que crea sonido cuando el aire pasa por su trompa, podríamos decir que es un mecanismo con el que estamos bastante familiarizados, ya que cuando hablamos el proceso es hasta cierto punto similar.
Para ejemplificar el uso de membranas el lugar común son las cigarras que todos conocemos por sus sinfonías nocturnas. Los machos de esta especie tienen una membrana en su abdomen cuya analogía podría ser un instrumento de percusión, cuando el insecto hace vibrar la membrana ésta resuena en su duro abdomen.
Saltamontes Foto: Elvis Santana
Finalmente cuando hablamos de estructuras de estridulación hablamos de grillos, saltamontes o langostas, y lo primero que me viene a la cabeza es: música tropical ¿Por qué? La respuesta es simple, estos insectos tienen una estructura que puede asimilarse a un güiro y que consiste en una parte que se llama lima y otra de nombre rascador que al frotarse producen el sonido. Esta estructura puede encontrarse en el tórax, en las patas, abdomen o en sus élitros, que son alas rígidas que no tienen una función de vuelo.
Como vemos algunos de los mecanismos sonoros de los insectos no tienen una función comunicativa, pero son los menos, ya que el sonido producido por los insectos casi siempre tendrá el propósito de que alguien lo escuche.

Cantos de amor y de grandeza

La comunicación entre insectos no siempre se realiza de manera sonora, también pueden ser olfatoria, visual o gustatoria, sin embargo, su comunicación sonora es mucho más perceptible para nosotros y al igual que en los humanos, el sonido de los insectos tiene funciones bien determinadas, como defender su territorio, avisar de una amenaza, ponerse de acuerdo entre ellos o buscar a la pareja ideal.
Un ejemplo del uso del sonido para dar a conocer su jerarquía después de ganar una batalla está en las cucarachas gigantes de Madagascar, que producen un sorprendente silbido al exhalar viento por sus poros respiratorios.
Bichos copulando. Foto: stock.xchng Autor: Saavem
Los insectos acuáticos Micronecta scholtzi que usan el mecanismo de  estridulación alcanzan hasta los 99 decibeles, que pueden compararse con el sonido de una gran orquesta, y su propósito es opacar el canto de sus rivales a la hora de buscar una hembra para aparearse.
Otro ejemplo son las mariposas de la especie Heliconius cydno, de las cuales un estudio reciente de la Universidad de Florida revela que usan sonidos de muy bajo volumen para comunicarse, aparentemente para alejar a sus rivales.
Como estos, muchos bichos pueden producir sonidos por los mismos propósitos que lo haríamos nosotros. Algunos tratan de conquistar una pareja cantando bajo la luna y otros tratan de intimidar a su enemigo o mostrar su poderío gritando con bravuconería. Como vemos, el sonido y la música en la naturaleza está presente desde los más pequeños hasta los más grandes.

Algunos sitios recomendados:

Cuento: Un jardín de voces de Alberto Ruy-Sánchez.

La canción del grillo jurásico.

La cucaracha gigante de Madagascar.

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