lunes, 2 de julio de 2012

Insectos gigantes: ¿Por qué ya no están entre nosotros?

Hace 300 millones de años la gran concentración de oxígeno en la atmosfera permitió el desarrollo de grandes bichos. Sin embargo, una disminución en la concentración de este gas los llevaron a la extinción, no obstante, esta no sería la única razón y nueva evidencia ha surgido para explicar la extinción de estos “megabichos” del pasado.

Imagen Wikipedia: Fósil de Meganeura
En los años 50, mientras el rock and roll hacia de las suyas en las pistas de baile, en la industria cinematográfica se utilizaban grandes bichos para cautivar a los espectadores con apocalípticas películas sobre descomunales arañas, hormigas gigantes y hombres que se convertían en moscas. Nada más lejos de la realidad pues, los insectos se caracterizan por ser animales relativamente pequeños comparados con los grandes mamíferos. Sin embargo, esto no fue siempre así.

Durante el Carbonífero superior grandes insectos voladores, de alrededor de 80 cm de envergadura ( de la punta de un ala a la otra) surcaban por el aire prehistórico, el cual se encontraba cargado de grandes cantidades de oxígeno — 35% aproximadamente— muy superior a al 21% que contiene la atmósfera actual. Precisamente fue la abundancia de este gas lo que permitió la existencia de estos grandes bichos hace aproximadamente 300 millones de años.

La razón principal, es que el sistema respiratorio los insectos y otros organismos está compuesto por una red de tubos que comunican todos los rincones de su cuerpo, similar a los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo, los que se comunican al exterior mediante espiráculos respiratorios que regulan el paso del aire. Entonces la mayor concentración de oxígeno atmosférico permitió una mayor difusión de este gas hacia las células de estos artrópodos, permitiéndoles acceder a una mayor cantidad de energía y ser más grande de lo que son en la actualidad.

Así lo demuestra el fósil de una libélula encontrado en las minas de carbón de Commentry, en el centro de Francia en 1880 y fue llamada Meganeura monyi, debido a sus grandes inervaciones alares características de estos insectos. Actualmente la libélula más grande vive en Australia, Petalura ingentissima mide 16cm de envergadura alar, muy distante del tamaño su antepasado .

Una de las hipótesis más aceptadas sobre la extinción de estos gigantes voladores ha sido el cambio atmosférico en las concentraciones de oxígeno. Puesto que a finales del Carbonífero y principios del Pérmico, el clima se enfrió y gran parte de las selvas que cubrían la Tierra desaparecieron, el porcentaje de oxígeno en la atmósfera disminuyó hasta el 15% y los insectos gigantes como Meganeura no pudieron sobrevivir y se extinguieron. Sin embargo nueva evidencia ha surgido al respecto y al parecer otros factores ecológicos, como la competencia y la depredación, también influyeron en que estos insectos no se encuentren entre nosotros en la actualidad.

Recientemente un estudio publicado por los investigadores Mattew E. Capham y Jared A. Karr de la Universidad de California, Estados Unidos y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), demostró que la concentración de oxígeno atmosférico determinó el tamaño de los insectos, especialmente voladores, solamente los primeros 150 millones años de la evolución de estos animales.

Utilizando una base de datos de más de 10 500 longitudes alares de fósiles de insectos voladores, los investigadores encontraron que el tamaño de estos animales comenzó a variar después de los primeros 150 millones de años independiente de las concentraciones de oxígeno en la atmosfera durante el Cretácico de la era mesozoica y alcanzando un tamaño más pequeño durante el Cenozoico.

El tamaño máximo que alcanzaban los insectos disminuyó aun más a pesar del aumento en la concentración de oxígeno atmosférico durante este intervalo de tiempo, pues fueron las aves quienes al entrar en competencia con los insectos determinaron que su tamaño fuese cada vez más pequeño.

Presumiblemente —explican Capham y Karr en su artículo— esto se debió a que las aves adquirieron adaptaciones que les permitieron ser más eficaces en el vuelo que los insectos, pues este periodo de tiempo coincide con la diversificación de las aves a partir del ancestro conocido, el Archeopteryx. Fueron entonces las relaciones de depredación y competencia por los recursos lo que determinó que los insectos tuvieran que hacerse más pequeños.

Los mamíferos voladores (murciélagos) también entraron al negocio del vuelo y esto perjudicó aún más la presencia de los grandes insectos en el aire. Una disminución del tamaño de los insectos voladores durante el Cenozoico puede ser explicada por la evolución de los murciélagos y una mayor especialización de las aves voladoras. Por lo que la disminución en la concentración del oxígeno atmosférico no sería la única causa de que el tamaño actual de los insectos.

Esto podría explicar porqué estos grandes bichos voladores ya no se encuentran con nosotros, pues muchos son los factores que juegan en el campo de la evolución y desconocidos son sus resultados en el largo plazo. Hoy sólo podemos a echar a correr nuestra imaginación y fantasear sobre como aquellos “megabichos” podrían haber convivido con nosotros o esperar a que la industria cinematográfica traiga consigo un nuevo drama basado en estos bichos del pasado.


Para saber más:

Importante fósiles en la ciencia: http://cienciaes.com/fosiles/

Tabla estratigráfica de las épocas de la Tierra http://ccgm.free.fr/charte-souris_gb.html

Jennifer A. Sheridan y David Bickford. 2011. Shrinking body size as an ecological response to climate change. Nature Climate Change. Oct-1-6pp.

Matthew E. Clapham y Jered A. Karr. 2012. Environmental and biotic controls on the evolutionary history of insect body size. PNAS 109(25) DOI: 1204026109v1-201204026

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