Fuente: Universidad de Barcelona |
Durante el Cretácico Temprano una larva de insecto quedó atrapada en una gota de resina. Tendrían que pasar 110 millones de años antes de que los retos fósiles del ahora denominado crisopa alucinante de Diógenes (Hallucinochrysa diogenesi) fueran encontrados en la cueva El Soplao, al noreste de Cantabria, España. El espécimen, de apenas unos cuatro milímetros de longitud, estaba cubierto de helechos y otros restos vegetales los cuales parecía haber colocado sobre su cuerpo a propósito. Este ‘camuflaje’ le daba un aspecto raro, más parecido a un alfiletero que a un ser vivo, lo cual le permitía pasar inadvertido ante sus depredadores.
Fuente: Universidad de Barcelona |
Su nombre, hace referencia al síndrome de Diógenes, trastorno que se caracteriza por la acumulación de basura de forma compulsiva y se trataba de un antepasado de los crisópidos, familia de insectos que aún hoy día utiliza el trash-carrying o transporte de desechos como método de supervivencia. En su etapa como larvas, los crisópidos son voraces depredadores de plagas puesto que devoran pulgones y otros pequeños insectos, y para protegerse ‘se visten’ con trozos de basura e incluso con los cadáveres de sus víctimas. Para ello utilizan unos diminutos muñones con pelos que tienen en el dorso, a los cuales fijan los desperdicios, así pueden caminar sin que se desprendan. La H. diogenesi en cambio, tenía terminaciones con forma de trompeta que actuaban como puntos de anclaje para sostener su basura. Su hallazgo, representa el caso más antiguo que se conoce de este tipo de camuflaje, el cual, apenas ha variado en los últimos millones de años.
Fuente: http://www.pnas.org/content/109/52/21414
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